jueves, 12 de marzo de 2015

EDUCAR ES MUCHO MAS QUE ENSEÑAR

Podríamos encontrar un número significativo de respuestas; y todas válidas. Quizás, en cada una de ellas se acentúa un aspecto de este complejo proceso.
Educar es aprender a vivir en sociedad. La instrucción supone una interacción entre las personas que intervienen enseñando y aprendiendo simultáneamente, lo cual le confieren una dinámica particular a este proceso.

Es interesante el hecho de que la educación en su forma sistemática, planificada es intencional, pero también existe aquella que se ejerce sin plena conciencia, solo con el actuar cotidiano como por ejemplo en el ámbito familiar.

Creo que la acción de instruir es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los maestros. Los padres deben ser agentes más activos.

Hablar de la familia y la escuela es hablar, en primer lugar, de la responsabilidad de los padres en el aprendizaje de sus hijos, y, en segundo lugar, de la necesidad de una colaboración estrecha entre ambos sectores.


Se necesitan canales de comunicación y una acción coordinada para que los niños se desarrollen intelectual, emocional y socialmente en las mejores condiciones. Por ello, la suma del esfuerzo de los dos baluartes de ese proceso, la familia y la escuela, es, según los expertos, el camino a seguir. La sintonía entre los dos ámbitos vitales del niño, además de generar confianza entre padres, madres y profesores, estimulará la idea de que se encuentra en dos espacios diferentes, pero complementarios.

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