PARA MAGDIEL LA RADIO ES SU CASA

Magdiel Pérez Labrada, un gran amigo, hoy es el motivo de mi inspiración. Este joven locutor de la Radio Cubana llegó a la radio a los 8 años haciendo programas infantiles. Después, cuando estaba en la secundaria básica, formó parte de un círculo de locución en su natal Las Tunas. Magdiel tiene un poco de todo el mundo. Nadie es totalmente auténtico, único. Para el han sido referentes en su labor profesional el inolvidable Franco Carbón y Miosotis Parapar, sobre todo por la forma en que improvisa. Magdiel Pérez se vincula a la radio en programas infantiles de Radio Victoria en Las Tunas; y después, en Radio Cadena Habana, donde hacía el programa juvenil “7:30 Juventud”.

Llegó a la Habana a estudiar en la universidad. Por azares de la vida apareció la propuesta de Cadena Habana y duró siete u ocho años. Comenzó en Cadena Habana, donde llegó a tener cuatro programas en los que era el conductor principal: un juvenil, un noticiero, uno de facilitación social y uno de música y poesía. Trabajó también en Radio Metropolitana, Radio Ciudad, Radio Ariguanabo, Radio Reloj y finalmente en Radio Rebelde. En esta emisora ha realizado “MB Caribe”, un programa de música salsa que sale el sábado entre nueve y doce del día. Después hizo “Visión”. En nuestra conversación me comenta que lo primero que hizo fue la sustitución de las noticias nacionales por espacio de quince días, eso fue en enero del 2006 aproximadamente, ya en agosto del propio año le ofrecieron la oportunidad de hacer las culturales. En marzo del 2007 recibe la propuesta de trabajar en Haciendo Radio; y fue porque el conductor, que estaba en ese momento, decidió regresar a su provincia, no iba a seguir trabajando y alguien consideró que de las personas que estábamos allí, el podía asumir con el carisma y talento que le caracteriza esa responsabilidad. A el, en ese momento, le pareció demasiado grande, un reto muy difícil, pero ya va para casi cinco años. Con constancia, rigor y disciplina, se puede llegar muy lejos. Para Magdiel el programa de mañana siempre tiene que ser mejor; y un reto que todavía está por realizarse, que con su trabajo pueda solucionar los problemas comunes del ciudadano cubano. Para enamorarse perdidamente de la radio, Magdiel Pérez solo tuvo que escucharla sin descanso. Oyéndola todo el tiempo se le inoculó ese bichito que nunca morirá.