lunes, 25 de agosto de 2014

¿NUNCA ES TARDE?

Bejucal, Mayabeque, Cuba - Disciplina, rigor y obediencia pudieran parecer frases manidas de un inexorable estilo de vida. Sin embargo, desandar sin límites por ese trayecto que es la existencia misma, y despojarse de cuanta norma paute conductas, es tan desatinado como pretender la perfección.
Al conceptuar la disciplina o mejor, la indisciplina, que es aún más fácil de definir, bien pudiera pensarse en desgajar reglas, burlar esquemas o contravenir lo establecido por algo o alguien, a quien, por alguna razón, le debemos obediencia.
Pero, ¿al respeto de quién faltamos cuando somos impuntuales? Al de los que esperan, por supuesto, y a nosotros mismos, pues nadie ha de regodearse ante la informalidad. Desde las citas más trascendentales, hasta las más sencillas, emergen matizadas por ese mal que es la impuntualidad, que pasa de generación en generación, mientras corroe las buenas actitudes.

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