UN PUEBLO CON FASCINANTE HISTORIA
No
solo es conocido Bejucal, pueblo
situado en la actual provincia de Mayabeque, por haber sido cuna de grandes de
la cultura cubana como el escritor, periodista y crítico Felix Pita Rodríguez,
acoger el primer ferrocarril de Iberoamérica en 1837 o promover durante siglos
las famosas Charangas de Bejucal. Este pedazo de tierra cubana es reconocido
por sus edificaciones, así como porque la historia le permitió ser uno de los
cinco territorios declarados “señoríos” en Cuba,
hace ya tres siglos.
Por
estos días mucho se ha hablado de este pintoresco lugar de la geografía cubana
y la razón es que celebra sus 300 años de fundado, un aniversario que ocurre en
un contexto en el que el patrimonio cubano está de fiesta, pues hemos celebrado
los 500 años de Camagüey, Baracoa, Trinidad y ya se acerca el aniversario de la
villa de Sancti Spítitus.
Quiénes
nunca han visitado Bejucal podrían preguntarse qué convierte a este pueblo en
un patrimonio de la cultura cubana. La población de Bejucal fue la primera
ciudad sufragánea de Cuba, contó con el primer ferrocarril de Iberoamérica,
poseyó una de las primera oficinas de correos y en su territorio surgieron las
Charangas de Bejucal, una de las fiestas populares más antiguas de Cuba, tan
famosas como las Parrandas de Remedios.
Cuando
se habla de La Habana, a menudo se piensa en la ciudad intramuros y su
periferia, pero existe un más allá que siempre ha jugado una gran importancia
en la vida económica, política y social de todo el conjunto habanero. “El
asentamiento urbano de Bejucal, fundado a partir del interés de inmigrantes
canarios en el desarrollo de la producción de tabaco y de la ganadería, es un
ejemplo claro de esa influencia”.
Entre
los elementos que distinguen a Bejucal está el hecho de haber sido erigida como
Señorío de vasallos, por Felipe V, de su Ayuntamiento e iglesia parroquial.
Aruca considera que el aniversario que se acaba de conmemorar en el 2014
adquiere una relevancia especial en la Historia de Cuba por esta razón.
En
el Departamento Occidental, La Habana integró en su territorio rural cinco
Señoríos, ciudades o villas sufragáneas fundadas en el siglo XVIII, y bajo sus
jurisdicciones se cultivó en abundancia una parte del tabaco requerido por el
monopolio real.
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