sábado, 26 de diciembre de 2015

JUAN DELGADO: UN HOMBRE QUE HIZO HISTORIA

Muchos hombres hacen la historia. Acaso sin una intención premeditada construyen los hechos que- con posterioridad- devienen razón de sus existencias. Y en las memorias colectivas perduran los recuerdos de sus hazañas.
Recordado por rescatar los cadáveres del Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro, el coronel bejucaleño Juan Delgado había nacido el 27 de diciembre del convulso 1868.


Apenas dos meses antes, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, reunió a sus esclavos para darles la libertad y ya sin opresiones de ninguna clase los invitó a la lucha contra el colonialismo español.

Luego y ya con 28 años, Delgado también asintió al llamado de la Patria e ingresó en las gloriosas filas del Ejército Libertador. Se incorporó al contingente invasor en la zona de Bejucal y al día siguiente el Generalísimo Máximo Gómez lo nombró capitán reclutador con la misión de organizar una unidad de combate.

Su bautismo de fuego le llegaría pronto, en el combate del ingenio Mi Rosa.

Cinco jornadas más tarde participó en la toma del fuerte Vigoa en la zona del Wajay y previo al fin del año tenía bajo su jurisdicción un regimiento de caballería conformado por 526 hombres.


Operó en San Antonio de los Baños, Santiago de las Vegas, El Rincón, Bejucal, La Salud, Quivicán, San Felipe , Managua, Boyeros, Calabazar, Arroyo Naranjo y El Calvario; y estuvo presente en más de 25 acciones combativas relacionadas con esos territorios.

El siete de diciembre de 1896 al enterarse de la caída en combate de Maceo no lo pensó dos veces y se lanzó a la zona rural de San Pedro para rescatar el cadáver.

Para él constituía una deshonra que el cuerpo del Titán de Bronce cayera en manos peninsulares. Luego del valiente rescate, en persona condujo los cuerpos a campo traviesa hasta una finca llamada Cacahual, donde residía su tía materna junto a su esposo Pedro Pérez.

En secreto se mantuvieron enterrados allí Maceo y Panchito hasta septiembre de 1899, cuando el propio Pedro lo notificó al Generalísimo, radicado por aquel entonces en Bejucal.

Apenas nueve días después de la pérdida del Lugarteniente General Antonio Maceo, Juan Delgado y su tropa les hicieron saber a los españoles que la lucha continuaba a pesar del luto por la desaparición del protagonista de la Protesta de Baraguá.

Fue así como en las Lomas del Volcán derrotaron a la columna Canarias, diezmada a golpe de machete insurrecto.

Por una delación, supieron las fuerzas hispanas que, con una pequeña escolta, estaba acampado en la finca Pastrana. Los españoles movilizaron parte de la columna Baleares, el batallón Provisional y la guerrilla del Peral.

El 23 de abril de 1898, Juan Delgado subió a su caballo para intervenir en la que sería su última carga al machete. A su lado iban sus hermanos Donato y Ramón, comandante y capitán del Ejército Libertador, respectivamente.

La llegada de nuevas huestes peninsulares definió el desigual enfrentamiento; mientras el coronel cubría la retirada de los subalternos, un disparo mató a su caballo. Allí cayó junto a sus hermanos, días después de haber sido propuesto por el Mayor General Mayía Rodríguez para ser ascendido a General de Brigada.

Recién se cumplieron 119 años de la muerte de Antonio Maceo. Es justo entonces recordar el llamado de Juan Delgado a sus hombres, para lanzarse al rescate de los cuerpos: "El que sea cubano, que me siga", exhortó.

Latente está aún tal invitación para no cejar en la preservación de nuestras conquistas y como un ejemplo para las nuevas generaciones a mantener el legado inmenso de aquellos héroes, como el coronel Juan Delgado, que acaso sin premeditarlo mucho escribieron gloriosas páginas de la historia de Cuba.

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