TRIBUTO AL MAESTRO

A la cabeza del desfile, una bandera cubana llevada por compañeras universitarias y de la
segunda enseñanza; detrás de la Enseña Nacional, el ejecutivo en pleno de la
FEU. Las mujeres martianas iban todas cogidas de brazo; era un grupo numeroso,
pero la sensación, lo impactante del desfile, era el grupo de más de quinientos
jóvenes perfectamente formados que iban detrás de Fidel. Su disciplina era impecable. Algunos de estos jóvenes
participarían en julio en el heroico asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de
Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo.
Cuando comenzaron a corear los gritos de: ¡Revolución!, ¡Revolución!, sobresalían las voces del grupo que
seguía a Fidel; era como un torrente atronador que hizo vibrar la calle e
impresionar a un pueblo que con tristeza rendía tributo en su centenario al
hombre de La Edad de Oro.
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