sábado, 8 de febrero de 2014

DORMIR ES UNA PROTECCIÓN


Investigaciones recientes dan cuenta de que procesos tan frecuentes como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias o metabólicas están ligadas a la cantidad y a la calidad del sueño.
En este sentido numerosos estudios han concluido que las alteraciones del sueño pueden acentuar algunos problemas médicos y psiquiátricos y, a su vez, estos problemas producen alteraciones en la calidad del tiempo de descanso.
La hipertensión, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad coronaria o la diabetes mellitus están asociadas con una elevada prevalencia de apnea del sueño; en pacientes con bronquitis crónica y asma la calidad del sueño es mala generalmente.
Según uno de los estudios publicados, la rinitis alérgica afecta a la vida diaria de los individuos y estas modificaciones en la vida cotidiana influyen en su ciclo sueño-vigilia. El perjuicio sobre el sueño no se limita a las vías nasales sino que se extiende a todo el tracto respiratorio.

Se dice que la cantidad de horas de descanso para que el sueño sea reparador varía entre cada persona, pero lo ideal para un adulto sano es dormir entre 7,5 a 9 horas diarias.
Debemos tener en cuenta que la importancia del sueño se traduce en los siguientes beneficios para la salud física y mental. Entre ellos podemos citar que ayuda al cerebro a recopilar y almacenar nueva información. Mejora el metabolismo, impidiendo el aumento drástico de peso, fomenta el humor en general, mantiene un buen funcionamiento del sistema cardiovascular y fortalece el sistema inmunológico.
Por estas razones es importante que disfrutes de tus horas de sueño, pues al descansar tu cuerpo y mente estarán más atentos para resolver los retos que se presentan en el día a día. Pues el sueño es un indicador de salud; una cantidad suficiente así como una calidad adecuada deben ser considerados elementos indispensables de un estilo de vida saludable del mismo modo que el ejercicio físico o la nutrición.

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