UNA CRONICA PARA LA VILLA DEL HUMOR
Hoy preferí amanecer más cerca del Ariguanabo. Quise unirme al bardo y dejarme acariciar por la gracia de esta gente de pueblo tan singular.
Sin el verdor
del espeso monte, la quietud de un río enigmático, las frías mañanas con olor a
tabaco y la loma que vio deslizarse a más de un chiquillo en improvisada
chivichana, ¿cómo sería esta villa?
Los hacheros
supieron de la riqueza de un bosque inmenso. Una taberna se hizo al camino
cansado de hombres de aquí o de allá. De franceses, de canarios, de criollos es
este paraje que recibió bautizo en 1794.
San Antonio
Abad, de los Baños, del humor, de la caricatura política, del cine de tres
mundos. De un bobo y un loquito, de un grande paisajista, de un trovador y su
unicornio, de míticas figuras, de mujeres, de jóvenes, de hombres orgullosos de
su nacimiento.
Las ceibas, las
yagrumas, la sencillez de un pueblo que disfruta su vida. Este día de cultos y
populares ritos para entrar a la historia y quedarse en su canto. Para acunar
poetas, colibríes inquietos, voces y manos en un solo teatro.
Vuelve el
camino aquí. Se yerguen los artistas. Sus lienzos, sus talleres, sus pinceles,
sus pieles. De metal o madera, de hilos y de danzas, ballet o sinfonía. Y sigue
la armonía en la radio que une, con color de sonido a tanta gente hermosa, más
allá de unas coplas, en el ciber despierto, el espacio y el tiempo.
1 comentarios:
Gracias la recibo y la comparto como buena ariguanabense!!!
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