VIVIR EN LA HISTORIA
Si no sabemos de donde venimos, no sabremos nunca
hacia donde vamos. Esta es una frase que esgrime un viejo amigo historiador
para lograr el convencimiento acerca de la importancia del estudio de la Historia o las diferentes
historias Historias.
Las subdivido así porque es preciso partir de la Universalidad del conocimiento
saber de los orígenes y evolución del mundo en cada período con una
interpretación filosófica de cada etapa con sus correspondientes y fenómenos,
como lo hicieron los clásicos del marxismo, y la vez se precisa disfrutar del
detalle de cada hecho, hazaña, así como de la cultura, tradiciones e identidad
de cada pueblo, incluso de los grandes aportes a nuestro imaginario hechos por
el Mito y la Leyenda.
La Comunidad Primitiva,
las grandes civilizaciones de la antigüedad Egipto, Mesopotamia, India, China,
Grecia y Roma, el Medioevo, con sus sombras y oscuridades, el renacimiento y
todo aquello que aconteció después que llegó colón hasta nuestros días. En ese
punto donde nos debemos detener en nuestra historia continental, latinoamericana
y la de nuestra nación.
Todo este camino lo transitamos durante los
diferentes niveles de enseñanza. Sin embargo para su aprendizaje y correcta
interpretación de requiere de un maestro o profesor que logre que el alumno
caiga en las profundas redes de la imaginación para vivir con particular
emoción cada momento de la lucha de la humanidad por su existencia misma.
Es así como los niños y jóvenes se puedes sentir
parte de la de los invencibles héroes homéricos, viajar en junto a los
descubridores de nuevos mundos o formar parte de una caballería mambisa.
La
Historia
se vive también desde el seno del hogar a partir del aporte que hace cada
miembro de la familia de su experiencia vivida que nos hacen adentrarnos en el
mundo de la historia local, íntimamente ligada a la gran historia, sin embargo
con la particularidad de que aún susciten de ella algunos testigos, reflejados
los objetos inanimados que nos rodean, las casas, las grandes edificaciones,
los parques, que son sin lugar a dudas nuestro patrimonio, la gran herencia que
hemos recibido de nuestros antepasados y que nos toca proteger y conservar para
el conocimiento de las futuras generaciones para que sepan de donde vienen y
hacia donde se dirigen.
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